El sol es la fuente de energía que permite que exista vida en nuestro planeta. Tiene numerosos beneficios como la producción de vitamina D, la síntesis de la serotonina (hormona de la felicidad ), o formar parte de la fotosíntesis de las plantas.
Pero sabemos que la radiación solar en exceso es perjudicial para nuestra piel, y que con los años puede dejar secuelas irreversibles.
El sol es una fuente de radiación que emite ondas de diferentes tipos:
- Radiación infrarroja. Se muestran en forma de calor. Es el motivo por el que el sol calienta.
- Luz visible. Nos permite ver las cosas. Sin ella todo estaría oscuro.
- Radiación ultravioleta. Se divide en 3 grupos. Es la más perjudicial.
Vamos a centrarnos en la radiación ultravioleta, también conocida como UV. Tal como os decía, se divide en 3 grupos según el tipos de onda emitida. Estos grupos son UVA, UVB y UVC.
Los rayos UVC son absorbidos totalmente por la atmósfera y por lo tanto no llegan a la superficie terrestre.
Los rayos UVA son los que más traspasan la atmósfera y son los responsables de la degradación del colágeno, envejecimiento prematuro de la piel, manchas e incluso cáncer de piel. Es importante saber que esta radiación traspasa las nubes y los cristales.
Por último, los rayos UVB, son los responsables de las quemaduras y de las reacciones alérgicas, y también pueden causar cáncer de piel.
Para protegernos de estas radiaciones tenemos los protectores solares, pero… ¿son todos iguales?
La respuesta es “rotundamente no”.
Todos los protectores solares están pensados para minimizar el daño de los rayos UVB, pero solo algunos tienen en cuenta la radiación UVA y la infrarroja.
En el año 1974, se introdujo un índice que marcaba la protección contra los rayos UVB. El conocido SPF (del inglés Sun Protection Factor).
El SPF es una medida de la fracción de rayos UVB que producen quemaduras solares y llegan a nuestra piel.
El índice se toma suponiendo que el protector solar se aplica de manera uniforme en una dosis espesa de 2 miligramos por centímetro cuadrado (mg/cm2).
Por ejemplo, “SPF 15” significa que 1/15 de la radiación UVB llegará a nuestra piel. Esta cifra en tanto por ciento es 6,67%. Esto significa que un protector SPF 15 protege un 93,3% (100 – 6,67).
El SPF mide la protección que ofrece un protector solar frente a los rayos UVB, el tipo de radiación que causa quemaduras solares, daña la piel y puede contribuir al cáncer de piel.
Nos ayuda a determinar la duración de la exposición al sol.
Una forma práctica de entender el significado del SPF y determinar la efectividad del protector solar frente a los rayos UVB es multiplicando el SPF por el tiempo que tarda nuestra piel en empezar a quemarse sin protector solar.
Por ejemplo, supongamos que nuestra piel desarrolla una quemadura solar en 9 minutos cuando no usa protector solar, y disponemos de un protector clasificado como SPF 20. Si multiplicamos esos minutos por el SPF, el resultado es el tiempo que durará la protección solar sin que hayan quemaduras.
9 minutos x 20 = 180 minutos = 3 horas
En un principio podemos pensar que con un factor de protección más alto el número de horas que podemos estar bajo el sol será mayor. Realmente esto no es cierto porque las indicaciones y recomendaciones de todos los protectores nos dicen que debemos volver a aplicarnos el producto cada dos horas.
¿Es necesario un SPF 50 o 50+?
Yo os diría que no solo no es necesario, sino que es desaconsejable. Si nos fijamos en cual es el nivel de protección de cada SPF, nos daremos cuenta que a partir de un SPF 15, el nivel de protección no aumenta demasiado, y por el contrario puede ser perjudicial tal como os explicaré más adelante.
Tal como puede verse en el gráfico, la diferencia de protección por ejemplo de un SPF 50 frente a un SPF 20 es de tan solo un 3%.
Con todo esto, la conclusión es que la mayoría de los dermatólogos recomiendan usar un protector solar entre SPF 15 y SPF 30.
El motivo es que para llegar a SPF más altos, como 50, se necesita utilizar sustancias que son tóxicas para nuestra piel, y sacrificar protección contra la radiación UVA, que es tan importante como la UVB.
Además, ya hemos visto que estos protectores no ofrecen una protección significativamente mayor. Realmente son un reclamo comercial que engañan a las personas haciéndoles pensar que tienen más protección de la que realmente tienen.
Por último, ya hemos visto que por muy alto que sea el SPF, vamos a tener que ponernos protector cada dos horas.
Mi consejo es que uséis siempre un protector basado en filtro físico con óxido de zinc y dióxido de titanio pero sin nanopartículas. Con protección solar natural mineral pero sin ingredientes tóxicos y que bloquee los rayos UVA, UVB e infrarrojos.
El protector solar de RINGANA cumple con todos estos requisitos. Podéis ver más información sobre la protección solar y sobre el protector de RINGANA en mis posts Todo lo que necesitas saber sobre un protector solar (I) y Todo lo que necesitas saber sobre un protector solar (II).
Espero que el post haya sido de vuestro interés. No dudéis en hacer comentarios.